(La cabina; por las ventanas de popa; Ajab sentado solo y observando hacia el exterior)
Dejo una estela túrbida y blanca; pálidas aguas, aún más pálidas mejillas, dondequiera que navego. Las envidiosas olas se abultan a los lados para sumergir mi rastro; que lo hagan; pero antes, yo paso.
Allá a lo lejos, en el borde de la copa que siempre rebosa, las cálidas olas se sonrojan como el vino. La frente de oro sonde el azul. El sol cae hacia el agua -ha ido cayendo lentamente desde el mediodía-, se hunde...
¡Ah!, hubo un tiempo en el que el amanecer me estimulaba noblemente, lo mismo que el anochecer me sosegaba. Ya no, esa deliciosa luz, a mí no me ilumina; todo deleite es angustia para mí, pues disfrutar nunca puedo. Agraciado con la excelsa percepción, carezco de la bajeza de la capacidad de disfrute; ¡condenado de la manera más sutil y maligna! ¡Condenado en medio del paraíso! !Buenas Noches... buenas noches!
Allá a lo lejos, en el borde de la copa que siempre rebosa, las cálidas olas se sonrojan como el vino. La frente de oro sonde el azul. El sol cae hacia el agua -ha ido cayendo lentamente desde el mediodía-, se hunde...
¡Ah!, hubo un tiempo en el que el amanecer me estimulaba noblemente, lo mismo que el anochecer me sosegaba. Ya no, esa deliciosa luz, a mí no me ilumina; todo deleite es angustia para mí, pues disfrutar nunca puedo. Agraciado con la excelsa percepción, carezco de la bajeza de la capacidad de disfrute; ¡condenado de la manera más sutil y maligna! ¡Condenado en medio del paraíso! !Buenas Noches... buenas noches!
1 comentario:
Tienes golpes escondidos... si señor ;)
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